Estos días ha salido en la prensa (El Adelantado de Segovia, 06-02-2008) y en el resto de medios de comunicación locales, que el presidente de la Federación Empresarial Segoviana (FES) ha convocado una “mesa del agua” a la que ha invitado a todos aquellos que, por activa o por pasiva, están involucrados en los despropósito realizados en Segovia con este escaso bien: al Partido Popular y al PSOE, a la Confederación Hidrográfica del Duero, Subdelegación del Gobierno, Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León, Diputación Provincial y a la Cámara de Comercio e Industria.
Por citar alguno de los más renombrados (de los despropósitos, digo): la arbitraria concesión de captaciones en las fuentes del río Cambrones a la empresa Pascual‑Bezoya o el esperpéntico complejo Segovia21: hoteles de lujo, campo de golf, urbanización para la “jet” y curiosamente ni una sola vivienda social, todo ello en un terreno público que se ha privatizado a un precio irrisorio; es decir una típica actuación de las de “trae la pasta que me la llevo y ahí queda eso”.
El presidente de la FES no ha invitado a su mesa a las numerosas organizaciones que con manifestaciones en la calle o con recursos administrativos o judiciales han mostrado su desacuerdo por cómo se estaban haciendo las cosas.
Sinceramente, está justificado pensar que la convocatoria se propone afianzar una política de privatización del agua.
La tierra, el agua, el aire y el sol (fuego, energía), ya están privatizados. Nadie puede asentarse en un terreno si no lo paga, y a qué precio; el agua se puede comprar y vender sin ningún recato, cada vez es más difícil encontrarla pura en la naturaleza; con el aire se trafica para poder contaminarlo; el sol, el fuego, la energía, se cotiza en los mercados. Ya, también, se puede comprar y vender la vida: trasngénicos, patentes de medicamentos y células…
Pincha aquí y podrás ver un pequeño montaje audiovisual.
Por citar alguno de los más renombrados (de los despropósitos, digo): la arbitraria concesión de captaciones en las fuentes del río Cambrones a la empresa Pascual‑Bezoya o el esperpéntico complejo Segovia21: hoteles de lujo, campo de golf, urbanización para la “jet” y curiosamente ni una sola vivienda social, todo ello en un terreno público que se ha privatizado a un precio irrisorio; es decir una típica actuación de las de “trae la pasta que me la llevo y ahí queda eso”.
El presidente de la FES no ha invitado a su mesa a las numerosas organizaciones que con manifestaciones en la calle o con recursos administrativos o judiciales han mostrado su desacuerdo por cómo se estaban haciendo las cosas.
Sinceramente, está justificado pensar que la convocatoria se propone afianzar una política de privatización del agua.
La tierra, el agua, el aire y el sol (fuego, energía), ya están privatizados. Nadie puede asentarse en un terreno si no lo paga, y a qué precio; el agua se puede comprar y vender sin ningún recato, cada vez es más difícil encontrarla pura en la naturaleza; con el aire se trafica para poder contaminarlo; el sol, el fuego, la energía, se cotiza en los mercados. Ya, también, se puede comprar y vender la vida: trasngénicos, patentes de medicamentos y células…
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Vuelvo al motivo de este comentario para concluir diciendo que, tal como está prevista, la mesa del agua quizá pueda conseguir más agua de mesa pero tiene pinta de quedarse en agua de borrajas.
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