sábado, 13 de febrero de 2010

LLAMAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE

El asunto viene de hace tiempo; en 2006, el Ayuntamiento de Segovia (PSOE) dio al traste con una golfería inmobiliaria.
So pretexto de hacer un muro de contención se edificaron cuarenta y tantos mini apartamentos en La Alameda de El Parral, paraje protegido, por una sociedad que la componían un concejal y un ex senador del PP. Todo quedaba pendiente de una futura recalificación del suelo para sacar tajada a la trapaza. Pero hete aquí que el PP no gana las elecciones en el ayuntamiento de Segovia y el gobierno municipal PSOE-IU destapa la tostada que acaba con la carera política del concejal «pepero».
Una reciente sentencia que no estima delito penal en el asunto, (El Adelantado de Segovia, 12-02-2010) anima al entorno del ex concejal a pedir «la devolución de su honorabilidad» y el alcalde, ni corto ni perezoso, se la devuelve llamándole de todo menos bonito: «golfo, deshonesto, sinvergüenza, corrupto, mentiroso, mezquino e idiota». Al tiempo se frota las manos porque puede continuar el expediente administrativo y endosar una multa de un «pico» a la sociedad inmobiliaria.
El ex concejal ha contestado con mucha serenidad pero, a pesar de que el alcalde le retaba a que le denunciara, parece que no lo va a hacer (EL Norte de castilla, 12-02-2010). Sin embargo las malas lenguas dicen que, para contestar al alcalde, se ha acordado de la Aguirre y su «lapsus microfonis».
¿Cómo ha caído entre la ciudadanía el coceo de epítetos del munícipe? Pues hay de todo, pero lean lo que escuché en el bar:
–Ya era hora de que les llamaran por su nombre.
–Hombre, se puede decir lo mismo con otras palabras.
–Entonces, no sería lo mismo.
–En eso llevas razón.
En fin, el expediente puede estar concluido en unos pocos meses lo que ha llevado a un amigo mío a hacer gestiones para que le dejen manejar la excavadora que derribe los mini apartamentitos. Verdaderamente tiene que ser un gustazo.