viernes, 17 de julio de 2009

APARCAMIENTO EN LA CATEDRAL

Me cuenta un amigo, ya entrado en años, que lo de ver un coche o más de uno, aparcado tras la verja de la catedral de Segovia no es cosa nueva y que tampoco significa que el Alcalde Arahuetes o su eminencia reverendísima el Obispo hayan decidido ahora dedicar el recinto a aparcamiento. Que, un buen número de años atrás, un beneficiario o canónigo de la S.I. Catedral (por lo visto, ya fallecido: R.I.P.) dejaba allí su utilitario mientras asistía a los oficios u otros menesteres en el interior del templo. Parece que algún otro prebendado ha tomado el relevo.
Mi amigo, anticlerical impenitente o antieclesial (como él se autodefine) con tal de encizañar dice que va a proponer a Arahuetes, tan dado a construir aparcamientos y a andar en procesiones e iglesias, que construya uno en la seo segoviana. Al fin y al cabo, asegura, se financió, allá en tiempos del XVI‑XVII, con los dineros de los segovianos bien con sus aportaciones “voluntarias” bien con los impuestos municipales que en la época se dispusieron ad hoc. Una vez habilitada para tal fin no sólo podrían aparcar: el arcediano, el magistral, el penitenciario… de turno sino cualquier hijo de vecino o vecina.
Exagerada la propuesta de mi amigo pero no está falta de espíritu práctico y, desde luego, sobrada de mala leche.
Esperemos que Arahuetes ni, por supuesto, el abispo caigan en la tentación. Aunque, ¿quizá una buena sala de conciertos?

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