
Mi amigo, anticlerical impenitente o antieclesial (como él se autodefine) con tal de encizañar dice que va a proponer a Arahuetes, tan dado a construir aparcamientos y a andar en procesiones e iglesias, que construya uno en la seo segoviana. Al fin y al cabo, asegura, se financió, allá en tiempos del XVI‑XVII, con los dineros de los segovianos bien con sus aportaciones “voluntarias” bien con los impuestos municipales que en la época se dispusieron ad hoc. Una vez habilitada para tal fin no sólo podrían aparcar: el arcediano, el magistral, el penitenciario… de turno sino cualquier hijo de vecino o vecina.
Exagerada la propuesta de mi amigo pero no está falta de espíritu práctico y, desde luego, sobrada de mala leche.
Esperemos que Arahuetes ni, por supuesto, el abispo caigan en la tentación. Aunque, ¿quizá una buena sala de conciertos?
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