Jiménez Losantos echó tanta mala baba por su boca (boca de ganso, en este caso) que parece de lo más normal que este individuo pase una y otra vez por el juzgado y salga, lo que muchos celebraríamos, condenado. (Público, 15-10-08).
Pero para hacer lo que hizo, existió un colaborador necesario: la Conferencia Episcopal, dueña de la cadena de radio que difundía sus exabruptos.
Ánimo, jueces fiscales y demás, tan diligentes en otros avatares, sentad en el banquillo a Rouco Varela.
No lo verán tus ojos, paciente lector. Ni los míos, claro está.
Ánimo, jueces fiscales y demás, tan diligentes en otros avatares, sentad en el banquillo a Rouco Varela.
No lo verán tus ojos, paciente lector. Ni los míos, claro está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario