El caso Haidar parece que no tiene fin excepto para ella, cuyo estado de salud empeora cada día que pasa en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote.
Las opiniones que vierte el Ministro de Asuntos Exteriores van en sentido contrario del que tendrían que ir: en vez de presionar al gobierno marroquí, sigue presionando a la activista Aminatu Haidar.
Por si fuera poco Zapatero declara con absoluta frivolidad que «el futuro del Sáhara sólo llegará de un acuerdo, que Naciones Unidas intenta liderar desde hace tiempo, y España apoya a Naciones Unidas» lo que, sencillamente, es mentira. Desde hace 35 años las resoluciones de la ONU ratifican el derecho del pueblo saharaui a su autodeterminación y se han incumplido una y otra vez e, incluso, los acuerdos entre las partes, como el Plan de Arreglo que firmaron, hace 20 años, Hasan II y el POLISARIO. Los gobiernos españoles no han dado en estos 35 años ni un solo paso para hacer cumplir las resoluciones y, cuando les toca, se abstienen en la votaciones de N.U. Es notorio que los gobiernos de nuestra inacabada democracia, mantienen una clara política de compadreo con Marruecos, que ocupa a sangre y fuego el Sáhara Occidental desde que el último gobierno de la dictadura lo abandonara de manera vergonzante.
España espera, como muchos de los países «importantes», a que los saharauis se olviden de que lo son y dejen de reivindicar su derecho a un territorio y a una nación. Pero, mal camino, la represión y el ostracismo tan sólo consiguen avivar esos sentimientos.
Las opiniones que vierte el Ministro de Asuntos Exteriores van en sentido contrario del que tendrían que ir: en vez de presionar al gobierno marroquí, sigue presionando a la activista Aminatu Haidar.
Por si fuera poco Zapatero declara con absoluta frivolidad que «el futuro del Sáhara sólo llegará de un acuerdo, que Naciones Unidas intenta liderar desde hace tiempo, y España apoya a Naciones Unidas» lo que, sencillamente, es mentira. Desde hace 35 años las resoluciones de la ONU ratifican el derecho del pueblo saharaui a su autodeterminación y se han incumplido una y otra vez e, incluso, los acuerdos entre las partes, como el Plan de Arreglo que firmaron, hace 20 años, Hasan II y el POLISARIO. Los gobiernos españoles no han dado en estos 35 años ni un solo paso para hacer cumplir las resoluciones y, cuando les toca, se abstienen en la votaciones de N.U. Es notorio que los gobiernos de nuestra inacabada democracia, mantienen una clara política de compadreo con Marruecos, que ocupa a sangre y fuego el Sáhara Occidental desde que el último gobierno de la dictadura lo abandonara de manera vergonzante.
España espera, como muchos de los países «importantes», a que los saharauis se olviden de que lo son y dejen de reivindicar su derecho a un territorio y a una nación. Pero, mal camino, la represión y el ostracismo tan sólo consiguen avivar esos sentimientos.
Es una buena noticia que el caso de Aminatu Haidar se lleve por las autoridades españolas a las Naciones Unidas –por ahí tenían que haber empezado– pero si no se ha solucionado ya, es sencillamente por no poner en un aprieto a Marruecos.
Nuestros políticos no tienen ningún inconveniente en poner de vuelta y media a los dictadores que nos les caen bien pero compadrean con los de Arabia Saudí o se dan abrazos con Mohamed VI, el tirano marroquí.
Con posterioridad a colgar este comentario, leo en el diario Público el artículo «La dignidad saharaui» que me hubiera ahorrado escribirlo. Es interesante leerlo.
Con posterioridad a colgar este comentario, leo en el diario Público el artículo «La dignidad saharaui» que me hubiera ahorrado escribirlo. Es interesante leerlo.
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