viernes, 4 de diciembre de 2009

AMINATU HAIDAR, DE NUEVO

Al PSOE no le llega la camisa al cuerpo en el caso Haidar. Ha reculado tanto en sus primitivas posiciones, allá por los años en que Felipe González tenía que llegar al poder, con relación al conflicto del Sáhara Occidental, que Marruecos le tiene tomada la medida y le golpea el hígado sin que tenga capacidad de reacción.
La Sra. Valenciano, secretaría de política internacional del PSOE se ha entrevistado con parlamentarios marroquíes y no ha entrado en el fondo de la cuestión.
A Marruecos le importa un bledo que se muera la activista saharaui en el aeropuerto de Lanzarote. Es más, estoy seguro de que Mohame VI se frotaría las manos. Hay quien dice que los disturbios dentro del Sáhara podrían preocupar al rey marroquí. Creo que se equivocan. Un tirano lo tiene fácil: más y más represión pues en este terreno también tiene evaluada la reacción de la comunidad internacional que miraría para otro lado como lo ha venido haciendo durante estos últimos 35 años para no tener que denunciar la sistemática violación de los derechos humanos en el Sáhara ocupado.
Sin embargo al PSOE y a su gobierno si les causaría problemas políticos la muerte de Haidar; ya no hay vuelta a tras y la solidaridad que siempre ha habido entre la población española hacia los saharauis se ha avivado con el episodio de la huelga de hambre en Lanzarote. Se va a hacer difícil a gente de izquierdas, siempre comprometida con esta causa, votar a un partido que, no sólo no tiene «energías» para afrontar definitivamente la cuestión saharaui, sino que, además, deja morir a una defensora de los derechos humanos mientras trata con guante de seda al gobierno de Rabat.
Las exigencias de Marruecos para devolver el pasaporte a Aminatu son una solemne patochada. Si no fuera tan trascendente el asunto se escaparía una carcajada al leer que el cónsul marroquí dice que Aminatu Haidar tiene que pedir perdón a Mohamed VI si quiere que la devuelvan el pasaporte. ¿Quién tiene que pedir perdón a quién? No será Marruecos quien tenga que pedir perdón a los saharauis por haberlos invadido, por ocupar sus casas, su país y por mandarlos al exilio a bombazos de «napalm» y por encarcelarlos y torturarlos. ¿No será Mohamed y su gobierno quienes tengan que pedir perdón a Haidar por haberla encarcelado y torturado en el pasado y por robarla el pasaporte en el presente y deportarla ilegalmente? Si Aminatu pidiera perdón se podría aplicar al hecho, la escatológica frase que decía un amigo mío y que el lector o la lectora disculpará que la traiga a colación: a veces, no sólo te sacan un ojo sino que, además, te mean en el agujero.
Creo que una buena dosis de presión a Marruecos (todavía únicamente se ha ejercido la diplomática y no del todo) sin complejos, puede conseguir una cosa tan simple como que a Aminatu la devuelvan el pasaporte que le quitaron en EL Aaíun por decir que era saharaui. Sin embargo, en cualquier momento puede surgir otro hecho que vuelva a poner en un aprieto las relaciones hispano-marroquíes pues el problema saharaui sólo se arregla de una manera: cumpliendo las resoluciones de Naciones Unidas y obligando a Marruecos a que haga lo mismo y permita la celebración de un referéndum de autodeterminación que ya, el padre del actual monarca alauita, pactó con el Frente POLISARIO para llevarlo a cabo en febrero de 1992.
En el conjunto de declaraciones de Moratinos o sus aláteres en torno a la situación de Aminatu Haidar no he oído una sola vez algo semejante a esto, no sé si muy diplomático pero creo que eficaz: «las autoridades marroquíes tienen que devolver el pasaporte Aminatu, sin condición alguna, no pueden decir que ha traicionado a su patria pues, como todo el mundo sabe, ella es saharaui y, por lo tanto, su patria es el Sáhara Occidental que está ocupado militarmente por una potencia exterior, Marruecos que tiene la obligación, según el derecho internacional, de facilitar que los saharauis, antiguos ciudadanos españoles, voten en un referéndum libre y democrático si desean o no constituir esa nación».
Así de fácil sería devolver el lenguaje del conflicto a su legítimo y legal contexto.
Así de fácil sería comenzar el consecuente camino de apoyar la justa causa saharaui, para conseguir la celebración de un referéndum.
Lo que haga Marruecos, habrá que afrontarlo después, pero el derecho de los saharauis a culminar su proceso de descolonización es irrenunciable y la responsabilidad de España de conseguirlo, inevitable.
Por cierto, el PP que aprovechará la ocasión para magullar a Zapatero, tiene poco que decir pues su discurso sobre la cuestión es similar y durante sus años de gobierno tampoco hizo los deberes para con la causa saharaui.
Señores del gobierno, señores del PSOE, no dejen que Marruecos consiga que Aminatu Haidar se muera. Algunos no lo perdonaríamos nunca.

No hay comentarios: