La polémica por el, ya famoso, CD con la canción «Una historial real», ya comentada en este cuaderno, sigue cultivando perlas.
Arahuetes, alcalde de la «Muy Noble y muy Leal Ciudad de Segovia», que por título no quede, ha salido en defensa del concejal cesado por el escándalo musical‑antimonárquico, para contrarrestar la furibunda reacción del PP y ha dicho que «todo ha sido un error humano de unos técnicos municipales» porque, dice Arahuetes «perfectos sólo somos dios y yo».
Creo que el altísimo se ha apresurado a tomarle la palabra y le ha traspasado las competencias sobre los tsunamis, los terremotos, las hambrunas y otras bagatelas en cuyo control, el todo poderoso no ha demostrado serlo.
El señor de tronos y dominaciones, por evidente incompetencia se retira de tan tediosas responsabilidades y se queda sólo con la tarea de crear la vida que es lo único que el avance de la ciencia le va dejando, aunque anda un poco mosca después de que unos científicos hayan conseguido sintetizar una célula sin su intervención. Parece que está preocupado porque a nada que progrese un poco el imperio de la razón se va a quedar sin oficio y los que viven de su influencia, sin beneficio.
Arahuetes no sabe dónde se ha metido. Como si no tuviera bastante con arreglar los desaguisados que le proporcionan sus propios colegas de gobierno municipal. Y seguro que la Escudero, portavoz del PP en el ayuntamiento de Segovia, le acusará de blasfemo pagado con dinero público y se lo chivará al obispo para que no le deje ir en las procesiones. ¡Qué drama! ¿Podrá soportarlo nuestro beato primer edil?
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