Ya en este blog me referí al apaño del anterior alcalde de La Granja, Félix Montes, y el actual, José Luis Vázquez, con relación al encargo verbal que habían hecho a un artista para que esculpiera una estatua ecuestre de tamaño natural, de Carlos III, para que luciera a la entrada del Real Sitio (en invierno «la granjilla») ad maiorem gloriam de los ufanos ediles.
El escultor creyó que la cosa iba en serio, hizo la escultura y hete aquí que cuando pasó la factura, D. José Luis, el alcalde actual, le dijo que verdes las han segado, que si no les conocía de sobra como para no fiarse de su palabra... y no pagó el encargo.
Ahora el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, ha dicho que sí, que se la tienen que pagar, que los contratos verbales son tan válidos como los escritos y que el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso (en invierno «la granjilla») tiene que abonar al escultor 154.800 euros por el encargo más costas y gastos. Es decir que los ciudadanos y ciudadanas granjeños tienen que poner unos 30 euros cada uno (incluidos soldados sin graduación, niños y ancianos) para pagar el capricho de sus alcaldes.
Qué lástima que los jueces se queden a mitad de la jugada. Lo justo sería que, si ha sido a don Félix y a don José Luis a quienes se les ha ido la fuerza por la boca, fueran ellos los que se tuvieran que rascar sus bolsillos y hacerse cargo de la bravuconada. De no ser así, la condena no cumple una de sus funciones que es la de ejemplarizar: con pólvora ajena cualquiera tira un cohete.
El alcalde, posteriormente, ha dicho que ningún problema para las arcas municipales, que la escultura la paga la empresa LARCOVI adjudicataria del plan urbanístico de la Puerta de la Reina. La cosa suena a milonga y, en todo caso, debería aclara el regidor, en este enmarañado mundo de constructoras, inmobiliarias, corruptelas y «te doy a ti para llevarme yo», cuáles son las razones de la generosidad de tal empresa; de no hacerlo, la cosa huele a. chamusquina.
No sé si la oposición en el consistorio granjeño, ha tomado alguna iniciativa para pedir las oportunas responsabilidades; si no lo hacen es justificado pensar que estaban todos en el ajo.
1 comentario:
Se empieza cambiando el nombre de La Granja por el de Real Sitio y acaba cayéndote encima un Borbón a caballo.
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