martes, 22 de septiembre de 2009

ESTADO Y FORMACIÓN RELIGIOSA


Me da que no tiene razón Rouco, el jefe de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en Madrid, cuando dice que la formación religiosa es anterior al Estado (Público, 15-03-2009).
Cuando nuestros antepasados cavernícolas empezaban a percibir de manera racional las cosas que les rodeaban y aún no podían acertar a atribuir la paternidad de los fenómenos naturales que disfrutaba‑soportaban, tuvieron que echar mano de lo sobrenatural para ilusionar, día a día, su vida y su muerte.
Poco a poco la sociedad se fue organizando, es decir comenzó el Estado, uno de cuyos elementos definitorios es su jerarquización. La religión pasó de ser un recurso para solventar las deficiencias del análisis racional de lo que ocurría, a convertirse en un instrumento de los más poderosos para imponer su voluntad a los que se encontraba en la base de la pirámide. Y, claro está, la formación religiosa se hizo necesaria para que ese sentimiento primitivo, convertido en dependencia, se encauzara por los derroteros que a quienes dominaban el cotarro les interesaba.
Bueno, no sé fue así exactamente, pero hoy la Religión, con mayúscula, es decir la institución y no el sentimiento (en esto cada uno se lo monta como mejor le conviene) es el lastre de la razón y el vehículo más recurrido de la alienación.
Así que señor Rouco, mónteselo como quiera pero deje que el Estado democrático, cuanto más democrático y menos Estado mejor, se organice y los ciudadanos, sin la imposición dogmática de las religiones, decidan cómo y qué quieren.
Si usted desea que sus hijos (a ustedes los curas de almas, se les suele llamar padres, lo que supone una contradicción… en algunos casos) tengan formación religiosa, désela pero en sus templos, en sus conventos… o donde les de la gana y con sus recursos económicos, así que, si es necesario, aflojen los bolsillos, que ese asunto es cosa suya y no del resto de los mortales, que lo somos mientras la ciencia no demuestre lo contrario.
Supongo, de todas las maneras que es más el ruido que las nueces. No creo que el señor Rouco tenga el más mínimo miedo a que los dirigentes de esta democracia que, a duras penas, disfrutamos, les desalojen sus privilegios.
El contenido del concordato Iglesia-Estado, renovado en enero del 1979, apenas estrenada la Constitución del 78, a pesar del tufo franquista que exhala, no lo van a cambiar los del PP porque para eso son de la cuerda y los dirigentes del PSOE tampoco porque cada vez que les mientan el asunto, se lo hacen la pata abajo.


1 comentario:

Joaquín dijo...

Cada día estoy más "enganchado" a este blog en el que encuentro reflexiones que mezclan hábilmente ironía con argumentos sólidos. Sin embargo, y afortunadamente, hay ciertos aspectos con los que discrepo. En relación con el concordato Iglesia-Estado, eso de que a los dirigentes del PSOE "cada vez que les mientan el asunto, se lo hacen la pata abajo", a mi juicio no se ajusta demasiado a la realidad. Acepto que la postura del Gobierno socialista en este asunto, y en general con los asuntos de la Iglesia Católica, debería ser más contundente y avanzar definitivamente hacia un Estado laico. Pero sinceramente no me parece hacérselo por la pata abajo, declaraciones como las siguientes:
…después de las "aportaciones generosas" que han hecho los distintos gobiernos y de que la Iglesia Católica "ha ido incumpliendo su objetivo de autofinanciación", "se está llegando a un punto en el que las aportaciones ya no pueden ir a más, tendrán que ir a menos". (María Teresa Fernández de la Vega, 14/11/05 Cadena Ser).
La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha defendido ante el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, la reforma de la ley del aborto en la que trabaja el Parlamento y la asignatura de Educación para la Ciudadanía. (Público 04/02/09).
Considero que los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero han sido, y son, valientes a la hora de afrontar temas que hasta la fecha nadie se había atrevido a tocar. Prueba de ello es precisamente la reacción de la Iglesia Católica que ha desplegado contra el Gobierno todo su poder mediático y social, hasta un nivel jamás conocido en nuestra democracia. Quizá sería conveniente que aquellos que estamos próximos en estos asuntos, apoyásemos más que criticásemos al Gobierno. Que para criticar ya está La Conferencia Episcopal, Intereconomía, Losantos, el PP, el siniestro Benigno Blanco, la Cope, etc...
Espero con impaciencia la próxima entrada en Vadeperlas.
Joaquín