jueves, 26 de noviembre de 2009

SECUESTRO DE AMINATU HAIDAR

No me extiendo en contar el caso de Aminatu Haidar. Ha estado, está y posiblemente estará en la prensa y en las páginas especializadas sobre el conflicto del Sáhara.
El resumen de la felonía que se ha perpetrado contra esta activista de los derechos humanos y de los del pueblo saharaui a su independencia, se puede ver resumido en la denuncia que presentó en la comisaría del aeropuerto de Lanzarote tras su obligada llegada.
Este fue su destino cuando Mohamed VI, el tirano marroquí, decidió no dejarla entrar en El Aaíun, donde reside ella y su familia, retirarla el pasaporte y meterla a la fuerza (con consentimiento español) en un avión para hacerla aterrizar en Lanzarote dónde nada tenía que hacer y a dónde, por supuesto, no quería ir.
El rey-dictador alauita, endosó el problema a las autoridades españolas que retienen (más bien, secuestran) a Aminatu en el aeropuerto de Lanzarote a pesar de haber pedido que la devuelvan a El Aaíun tras su deportación totalmente irregular.
Sin embargo no la permiten volver a tomar un avión para regresar al Sáhara aduciendo que no tiene pasaporte, sin considerar que no lo ha perdido, sino que son las autoridades marroquíes las que se lo han quitado.
Aminatu Haidar está en huelga de hambre para presionar una solución digna que Moratinos y el gobierno al que pertenece no se atreven a dar. En lo tocante al conflicto del Sáhara Occidental por más que al jefe de la diplomacia española se le llene la boca de autodenominarse defensor a ultranza de los derechos del pueblo saharaui, tan sólo atiende a los dictados del tirano marroquí.
El gobierno de Zapatero y todos y cada uno de los gobiernos de la inacabada democracia española, no han hecho más que marear la perdiz, sin atreverse a solventar la ocupación militar del Sáhara Occidental por las tropas marroquíes, la represión brutal ejercida contra los saharauis o el exilio de los refugiados de los campamentos de Tinduf (todos ellos antiguos españoles).
Y la solución es fácil, basta con cumplir las resoluciones de la ONU y llevar a cabo el referéndum de autodeterminación para que puedan decidir los saharauis sobre su independencia.
No hay excusas por más que Mohamed VI tenga, permítaseme la gráfica expresión, agarrado por las pelotas al gobierno español y apriete la mano de vez en cuando con las pateras, Ceuta y Melilla, la pesca, el comercio de armas, etc.
Con los derechos no puede chalanearse y los de los saharauis han de cumplirse de igual menera que cualquier otro.
Adjetivaba, más arriba, como inacabada la democracia española ya que no será plena hasta que algunas de las rémoras del franquismo no se alejen para siempre y, entre ellas, no es la menos importante la finalización del proceso de descolonización del Sáhara.
Es absolutamente cierto lo que se grita en las manifestaciones a favor de la causa saharaui: «Marruecos culpable, España responsable». Sin duda algunos marroquíes son más culpables que otros y algunos españoles más responsables que otros; pero así es la cosa.

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