Mi amigo, al que me refería el otro día en este mismos espacio, al que no le llegaba la camisa al cuerpo y estaba en un sinvivir, por haber invitado a café a Alfonso Sastre, ya ha recobrado el resuello tras la sentencia del Constitucional que permite a la candidatura, encabezada por el ilustre dramaturgo, concurrir a la elecciones europeas por no tener nada que ver con ETA.
Al final, el grito que en su angustia lanzaba mi amigo: “¡Violentos del mundo… dejadlo ya!” parece que ha servido.
Sin embargo sigue con un dilema: ¿a quién y para qué votar en las europeas?
Como de costumbre, vídeo-viñeta aquí.
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